Nada más finalizar la Clásica de Almería, sin poner los pies en el suelo, Graeme Brown empezó a hacer números. Negoció con Greg Henderson, su bestia negra en la carrera andaluza en cuanto vio asomar su dorsal por delante del manillar. Le ganó la partida. Por eso precisaba de transacciones rápidas. Movimientos inteligentes. Necesitaba realizar un rápido negocio. De tierras. Murcia tenía que ser propiedad suya. Su conquista empieza en Lorca, localidad que albergaba la primera parada de la carrera. Invadida ya por el naranja del Rabobank.
A pesar de que el Conténtpolis- Ampo, con Pedro José Vera escapado desde el inicio, el Acqua &Sapone con Diego Milán. Stefano Garzelli y Luca Paolini muy activos y pendientes de las escapadas, al igual que el Euskaltel. Con Rubén Pérez y Mikel Astarloza. Todos juntos se aliaron en la parte final para echar mano a la primera etapa de la vuelta murciana, pero el Rabobank puso tierra de por medio, primero reduciendo las diferencias con los escapados y después con la presencia de Denis Menchov como cabeza del gran grupo que se formó para dar caza al propio Pedro José Vera, Marcos García y el siempre presente José Antonio López Gil.
Los tres fueron anulados a 30 kilómetros para la conclusión, momento en el que se formó el gran grupo en el que destacaba el ruso del Rabobank. Prolegómeno de la conquista de su compañero australiano en Lorca. Menchov le abrió el terreno, espada en mano. Invasor. De ahí en adelante, Brown solo tuvo que certificar su negocio. Firmar el acuerdo con Greg Henderson. El mismo que le había dejado sin triunfo en Almería. Se la había cambiado por Lorca. Y por los rayos de sol murcianos que iluminaron al australiano para vestirle de amarillo en la jornada de apertura.
www.ciclismoafondo.com (04.03.2009)
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