11 julio 2010

El enemigo se llama Andy Schleck


Andy Schleck se hizo con la octava etapa del Tour de Francia con final en Morzine-Avoriaz colocándose como el principal rival de Alberto Contador para llevarse la Grande Boucle. El luxemburgués lanzó un ataque demoledor en el último kilómetro al que no pudo responder el madrileño, pero sí el asturiano Samuel Sánchez que se quedó a las puertas de la gloria. El campeón del mundo, Cadel Evans, es el nuevo líder.

Si por algo se recordará esta octava etapa del Tour de Francia será por la debacle de su corredor más grande a lo largo de su historia, sus siete triunfos finales le refrendan, pese a las suspicacias. Armstrong llegó a más de once minutos del ganador dando por finalizada la fábula de su regreso a los casi 40 años de edad. Esta vez no hubo milagro. El ciclismo puso en marcha su círculo vicioso y se cebó con el heptacampeón.

El primer aviso de lo que estaba por llegar lo recibía a las 7 de la mañana cuando los famosos 'vampiros' visitaban su hotel. Nada más comenzar la etapa, otro mensaje divino le advertía de lo que se avecinaba. Lance se veía involucrado en una caída con Cadel Evans sin mayores consecuencias. Y a cincuenta kilómetros de meta, otro batacazo, esta vez a la salida de una rotonda, Armstrong tropezaba con uno de los bordillos y terminaba besando el asfalto con rasguños por todo el cuerpo.

Lo que estaba pasando no presagiaba nada bueno y en la primera ascensión seria de esta edición, el Col de la Ramaz, de primera categoría y 16 kilómetros de longitud, el hombre de los siete Tours comenzaba a ceder ante el ritmo impuesto por los Sky en una decisión que sorprendió a propios y a extraños.

La crisis de Armstrong recordaba a la de Indurain en 1996 en Les Arcs. El ciclismo estaba viviendo algo histórico, la hecatombe definitiva del americano. Esta vez no iba a ver un golpe maestro de estrategia ni un ataque de pundonor con el que salvar la situación. El Col de la Ramaz formará parte de la leyenda como el puerto que vio caer a Armstrong del olimpo.

Otra historia
Por delante, un trio escapados, el holandés Moerenhout, el francés Moinard y el belga Mario Aerts, coronaban ya el legendario puerto en primera posición. El grupo de favoritos pasaba a más de dos minutos, mientras que el americano ya se dejaba poco más de un minuto respecto a su sucesor, un Alberto Contador que tomaba el mando de la situación poniendo a sus compañeros de Astana al frente del pelotón.

Un grupo de apenas 30 corredores que se dirigía con la mirada fija al obstáculo final, Morzine-Avoriaz. En medio, Les Guets, un mero trámite para los favoritos pero que terminó por dar la estocada final a Armstrong que se veía implicado en una nueva caída justo al coronar el pequeño puerto de tercera categoría.

El americano se enganchaba con dos Euskaltel que se habían chocado justo delante suya. Lance se paró y se quedó preso de su destino mirando con incredulidad su desdichado final en su último Tour. A partir de ahí, se dejó llevar hasta línea de meta atrapado en sus pensamientos. La carrera se estaba jugando por delante

El grupo de los mejores comenzaba el ascenso a Morzine-Avoriaz comandado por un sensacional Dani Navarro que llevó a los grandes del pelotón, entre los que por desgracia para el ciclismo ya no está Armstrong, con la soga al cuello. El ritmo constante del español quitó las ganas de atacar a todos, incluso a Contador, que se conformaban con el adiós de Armstrong.
Pocos ataques y flojos
Sólo se desataron las hostilidades en los últimos kilómetros, justo cuando se terminaba la aventura de Moinard. El primero en probarlo fue 'Purito' Rodíguez pero las piernas no eran las esperadas. Ya metidos en el último kilómetro, se desencadenó una guerra de fuegos artificiales, ataques con la mente puesta en la victoria de etapa, pero sin la motivación suficiente para llevarse todo un Tour de Francia.

Kreuziger y Gesink lo probaban, pero fue Andy quien lanzó el fogonazo final al que no pudo responder ni el mismísimo Contador. Samuel Sánchez era el único capaz de seguir la estela, pero el mejor de los hermanos Schleck - ya no tendrá que aguantar la losa de ser el menor de la pareja - sacó toda la garra que tenía dentro de sus piernas y puso su candidatura a este Tour en lo más alto de los Alpes.

Contador y el resto de favoritos llegaban a menos de diez segundos, una diferencia insignificante que permitía a Cadel Evans vestirse de amarillo tras el desfallecimiento de Chavanel tras la exhibición de ayer. Una moraleja puede sacar Contador de esta etapa. Ya sólo tendrá que preocuparse de ser el mejor sobre la bicicleta y no fuera de ella. Para ello, tiene un rival dispuesto a acabar con su dinastía, Andy Schleck.

www.marca.com (11.07.2010)

No hay comentarios: