24 julio 2010

Cavendish confirma su dictadura


Mark Cavendish se hizo con su cuarta victoria en este Tour de Francia plasmando su infinita superioridad sobre el resto de los sprinters. El británico no tuvo compasión para imponerse en la 18ª etapa con final en Burdeos e incluso se permitió el lujo de darse la vuelta para ver cómo llegaban el resto de sus rivales. Óscar Freire terminó quinto y José Joaquín Rojas, octavo.

Etapa de transición la que han vivido los hombres fuertes del pelotón entre Salies-de-Bearn y Burdeos, de casi 200 kilómetros de recorrido, antes de la decisiva contrarreloj de mañana que decidirá el pódium final de esta polémica edición.

De salida, cuatro hombres intentaban la machada, el italiano Daniel Oss, el danés Matti Breschel y los franceses Vaugrenard y Pineau, uno de los hombres más combativos de este año. Una escapada muy poco numerosa en la última oportunidad para los aventureros de buscar un pedacito de gloria.

Sin embargo, era bien sabido por todos que los sprinters no dejarían escapar la penúltima ocasión de dejar su sello en territorio francés después de una semana soportando la dureza de los Pirineos. Desde un primer momento, los equipos de los velocistas controlaron la escapada evitando que la diferencia superase los cinco minutos de ventaja.

El pelotón navegaba en un mar de calma hasta que llegaron los últimos veinte kilómetros, los que dejarían casi visto para sentencia las rencillas pendientes entre los locos por la velocidad. Cavendish quería consolidar su reinado en el número victorias de etapa y Petacchi recuperar el maillot verde de la regularidad que descansaba plácidamente sobre las espaldas del noruego Hushovd.

Oss, protagonista del día
Todo estaba previsto, pero a la serpiente multicolor le salió un enemigo inesperado, La joven promesa del Liquigas, Daniel Oss, un 'pistard' en sus tiempos mozos, intentaba con su impresionante planta dar un golpe de estado sobre la dictadura de los equipos de los sprinters que no se han despistado en ninguna ocasión a lo largo de las tres semanas de carrera.

El sueño de Oss acababa a cuatro kilómetros de meta. Los hombres de Sky hacían volar al pelotón a un ritmo vertiginoso, mientras Cavendish se quedaba con un solo compañero, Eisel. Pero poco le iba a importar al de la Isla de Mann que si algo ha demostrado este año es que se basta para ganar y domar a sus enemigos.

El de Columbia se ganó una buena posición y sólo tuvo que imponer su brutal aceleración para ganar, como se dice en el argot ciclista, con una pierna. Se levantó, miró hacia atrás y observó la derrota de la vieja guardia. Dean, Petacchi, McEwen y Freire, todos ellos por encima de la treintena, entraban a sus espaldas, mientras que el único velocista de su época, Boassen Hagen, se hacía con la sexta plaza.

Lucha por el maillot verde
Nadie discute le hegemonía de Cavendish, el auténtico 'Caníbal' del siglo XXI en el mundo del ciclismo. Incluso se podría hacer en París con un maillot verde que ya está en manos del renacido Petacchi, una vez que Hushovd, con su 14ª plaza, demostró que los años no pasan en balde. Hoy era un día de guerrillas, mañana llega la guerra final.

www.marca.com (23.07.2010)

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