El italiano Alessandro Petacchi se hizo con su segunda victoria de etapa con una superioridad insultante, parecida a la de sus mejores años, en una volata muy limpia en la ciudad de Reims, la capital del champán. El de Lampre superó al rey de los sprints, Cavendish, en un final muy propicio para el británico. Por fin, se vivió una etapa tranquila entre el pelotón y no hubo caídas.
Y es que cómo recoge el popular dicho, los viejos rockeros nunca mueren. Así lo demostró Petacchi, que tras hacerse con su primera victoria gracias a una montonera que le dejó en una posición inmejorable, hoy ganó y lo hizo ante los mejores, aquellos que están llamados a implantar una dictadura como la suya a mediados de la primera década de este milenio.
‘Ale-Jet’, su sobrenombre de toda la vida, desplegó sus alas en los últimos 300 metros y nadie fue capaz de superar su meteórico vuelo hacia la línea de meta. Segunda victoria de etapa y el nombre de Petacchi vuelve a meter miedo en el seno del pelotón.
Los hombres de Cavendish guiaron la complicada entrada del pelotón a Reims (la misma ciudad a la que Juana de Arco condujo a un ejército de 12.000 hombres) con hasta ocho rotondas en los últimos cinco kilómetros. Afortunadamente, en esta ocasión no hubo bicicletas volando por los aires ni ciclistas por los suelos.
Ya metidos en el último kilómetro, el ‘treno’ de Cavendish no era el mismo que el de los viejos tiempos, ni por calidad ni por cantidad, y las piernas del propio protagonista ya no tienen la misma explosividad. El resultado, un duodécimo puesto, que sabe a poco o nada.
Las bazas españolas, Freire y Rojas, lo intentaron, pero se tuvieron que conformar con la décima y la séptima plaza, respectivamente. La sorpresa la dieron el veterano Julian Dean y el cada vez menos sorprendente Boasson Haggen que consiguieron colarse entre los tres primeros de la etapa y presentar su candidatura entre tantos 'gallitos'.
Jornada de relax
El pelotón se tomó la etapa como un merecido día de vacaciones tras los malos tragos sufridos en tierras extranjeras y sobre el pavés. Sólo cinco valientes (Dimitri Champion, Francis De Greef, Nicolas Vogondy, Iñaki Isasi e Iban Mayoz) se atrevieron a evitar un sprint final cantado desde el inicio. Su osadía llegó hasta los tres últimos kilómetros. En definitiva, hasta que quiso el pelotón.
Una serpiente multicolor que firmó un armisticio de paz al comienzo de la etapa con la mente puesta en los Alpes. Un nuevo guiño a la ciudad de Reims y a su historia. No en vano, fue allí donde alemanes y franceses pusieron fin a la II Guerra Mundial. Por suerte para los amantes del ciclismo, en Francia la guerra sobre la bicicleta no ha acabado y mañana habrá una nueva batalla camino de Montargis en una nueva oportunidad para los sprinters.
No todo es de color de rosa
Pese a lo tranquilo de la jornada, el Tour, como es habitual, se siguió cobrando víctimas en su camino a París. El holandés Gesink perdió más de dos minutos, lastrado por la fisura de codo que sufrió en el descenso al Col de Stockeu, y el español Amets Txurruka sufrió un tortazo al principio de la etapa y habrá que esperar al parte médico para conocer las consecuencias
www.marca.com (07.07.2010)
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