19 julio 2010
Contador arrebata el maillot amarillo a Schleck
La segunda etapa de los Pirineos llevó la apoteosis al Tour. También la polémica. Apoteosis en Francia porque ganó Thomas Voeckler, su campeón nacional, el héroe local. Y apoteosis en España, porque Alberto Contador arrebató el maillot amarillo a Andy Schleck. Pero también polémica, o al menos debate, porque el madrileño aprovechó una avería del luxemburgués en el Port de Balès para distanciar a su rival.
La bomba explosionó en el Balés, el coloso del día, un puerto de 19 kilómetros que se coronaba a 21 de la meta de Bagnères de Luchon. Schleck arrancó por primera vez a 3 km de la cima. Contador aguantó bien el arreón, además de Van den Broeck, Samuel Sánchez y Denis Menchov. En definitiva, los cinco mejores de la general. Pero los gallos pisaron pronto el freno y el grupo volvió a reagruparse. A un kilómetro de la cumbre, el líder volvió a atacar, pero en pleno calentón se le salió la cadena. ¿Una avería mecánica? ¿Un mal cambio? Más bien pareció lo segundo. El caso es que Contador decidió que esta vez no le iba a esperar, como ya ocurrió en aquella segunda etapa de Spa. Allí, un pelotón dirigido por su compañero Fabian Cancellara decidió indultar al luxemburgués después de que sufriera una caída. En esta ocasión no hubo caridad.
Contador se marchó y coronó el Balès con 15 segundos de ventaja sobre el maillot amarillo y con 21 kilómetros por delante. Schleck no destaca por ser un buen descensista, pero en esta ocasión decidió jugársela. El Tour estaba en juego. Nada menos. Por delante, Contador encontró buenos socios: Menchov y Samuel. El podio también estaba en liza. Por detrás, Schleck y Van den Broeck hacían causa común en la remontada, con Vinokourov a rueda enviando mensajes a través de la emisora a su jefe Contador. La ventaja fue aumentando: 20", 25", 29"... El maillot amarillo estaba a tiro. A cinco kilómetros la diferencia era exactamente de ¡31 segundos! Empate técnico. Y en la meta, el grupo de Contador llegó con 39" de ventaja. ¡Nuevo líder por 8 segundos!
Contador y Schleck, dos buenos amigos (¿hasta hoy?), se reencontraron en la caravana del podio. El madrileño explicó al cariacontecido luxemburgués que él ni siquiera se había dado cuenta de la avería. Sencillamente respondió a su ofensiva, contraatacó y siguió la inercia de una carrera ya lanzada. En cualquier caso, la polémica está servida y hay opiniones para todos los gustos.
Ajeno a este debate, Voeckler celebraba su victoria en presencia de la ministra francesa de Deportes, Rama Yade. La escapada que generó su triunfo se formó en el kilómetro 90. Ahí arrancaron Veandborg (Liquigas) y Roberts (Milram), a los que cuatro kilómetros después se unieron el español Pérez Arrieta (Footon), Ballan (BMC), Reda (Quick Step), Ivanov (Katusha), Van Summeren (Gramin), Mondory (Ag2R), Voeckler, yTurgot (ambos de Bouygues). Su máxima ventaja fue de 10:50 minutos y llegó justo a 40 km de la meta, en las faldas del Balés.
El coloso pirenaico desperdigó a los escapados por sus rampas. Voeckler, el más ilustre de la fuga, vigente campeón de Francia, se marchó en solitario con un ágil pedaleo. El bravo corredor del Bouygues Telecom, un abanderado del ciclismo limpio, ya fue líder del Tour en 2004 y ganador de una etapa en 2009. Hoy volvió a triunfar. En segunda posición entró un español, Aitor Pérez Arrieta, eclipsado por los movimientos sísmicos que se produjeron por detrás.
www.as.com (19.07.2010)
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