10 septiembre 2010
Cavendish se viste de 'El Cid' en Burgos
Sobrado. Así conquistó el británico Mark Cavendish su segunda victoria en la Vuelta a España hasta tal punto que se permitió el lujo de realizar un pequeño 'caballito' o saltito (como ustedes prefieran) en la línea de meta situada en Burgos en la que podría haber sido su última etapa en la ronda española debido a la llegada de la gran montaña.
Tras completar ayer en Lleida su círculo de victorias en las tres Grandes, 'Cavs' se volvió a dar un homenaje en la tierra de uno de los conquistadores más legendarios de la historia española. Y es que el de la Isla de Mann nunca deja escapar una oportunidad para conquistar un nuevo éxito a su kilométrico palmarés.
Ni siquiera los dos puertos situados de tercera categoría, situados en los últimos 60 kilómetros, el Alto de Pradilla y de Valmala, fueron un impedimento para que el de Columbia llegase con el resto del pelotón, pese a que los Garmin intentaron dejarle tirado por el camino.
Sin embargo, la fortuna se alió con Cavendish. Tyler Farrar pinchó en la última ascensión, cuya cima estaba a 36 kilómetros de meta, impidiendo a sus compañeros imponer un ritmo que sacasen a la luz las escasas cualidades del británico cuando la carretera se empina.
Tampoco hubo sombra de los anunciados y temidos abanicos. El viento no apareció por las tierras de Castilla y los 'gallitos' de la general pudieron respirar tranquilos. El Caisse d'Epargne ya afilaba las garras para montar una auténtica emboscada antes de los apabullantes finales de etapa en Peña Cabarga, Lagos de Covadonga y Cotobello.
Pelotón en jaque
Aislados de todas estas guerras internas, los cinco escapados de la jornada terminaron siendo los protagonistas de la jornada al poner en jaque a los equipos de los sprinters en el descenso camino de Burgos. Allan Davis, Manuele Mori, Olivier Kaisen, Giampaolo Cheula y Niki Terpstra sólo pudieron ser alcanzados a siete kilómetros de la meta.
Allí, en la última recta, Cavendish volvió a imponer su ley. Salir primero de la última curva, seguir la estela de su lanzador y hacer un vacío inalcanzable entre su rueda trasera y sus perseguidores gracias a una arrancada descomunal. Una pena que pueda ser uno de sus últimos coletazos en esta Vuelta. A buen seguro que muchos ya se están frotando las manos.
www.marca.com (19.09.2010)
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